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La taberna sevillana se está redefiniendo. La tapa es la razón de existir en la restauración y los apellidos Blanco Cerrillo, una institución es ese ámbito. Aunque muchos sevillanos conozcáis estos establecimientos, tengo que comentaros el más novedoso y recientemente estrenado, Blanco Cerrillo Triana.

Ahora le ha tocado reescribir la historia a la generación más joven de la saga, a la que representa Antonio Blanco tras 85 años de presencia en la ciudad de Sevilla, que está logrando dar un nuevo sentido al modo de entender la calidad en el producto y su maridaje con una bodega de calidad muy superior a lo habitual en los bares hispalenses que suelen vender sobre todo Cruzcampo.

Si hablamos de carta, cabe destacar la identidad propia de este establecimiento, que si bien mantiene lo que interesa al paladar sevillano, logra invitar a algo más que tapear con su espectacular entrecot troceado o el lomo de atún en reducción de Pedro Ximénez (del que di buena cuenta), que son manjares más allá de la tradicional tapa.

Pero no queda ahí la cosa. Uno de los puntos fuertes de estos establecimientos, al estilo de Manolo Blanco, progenitor de Antonio y uno de los fundadores de la Orden de la Tapa sevillana, es la chacina, siempre cuidada con un buen jamón ibérico de bellota al frente de una interesante variedad de exquisiteces del cerdo con más acento onubense.

La otra pata de este local es la fritura, esa manera tan sevillana de interpretar el producto del mar, que invita a comer pescado hasta a quien no le gusta. Aquí, además del choco o la pavía de bacalao tenemos el buque insignia de la familia tabernera, el «boquerón en adobo», que nadie debe perderse si acude a Blanco Cerrillo Triana.

Para rematar con arte una comida, en la cuna del arte que es Triana, qué mejor que un postre casero pero casero de verdad. Tener carta de postres en un bar de tapas es casi impensable, pero este local es algo más que un bar de tapas, y su carta para golosos que cambia cada fin de semana, es una auténtica tentación.

Al respecto cabe decir que el mousse de chocolate y el puding de coco están al nivel de los mejores restaurantes de la ciudad, y no es exageración, ya que da gusto decir que no existe el uso y abuso de la thermomix que encontramos en la mayoría de restaurantes en la actualidad.

Y del local, que se puede contar, si está situado en pleno corazón del barrio de Triana, y al lado de la Capilla de los Marineros, donde la Esperanza de Triana reside durante el año esperando la madrugada del viernes santo…

Tanto para el sevillano, como para el foráneo, es un lugar de obligada visita si quiere disfrutar del entorno, de la tapa y de un buen vino, con una anfitrión tan competente como Antonio Blanco y todo su equipo de barra y cocina, que logran hacerte sentir totalmente satisfecho a un precio bastante razonable.

Eso sí, lo menos atractivo de un local tan completo es la pantalla plana para ofrecer partidos de fútbol. No me parece lo más adecuado, porque alimenta las pasiones más enfrentadas, sobre todo teniendo en cuenta que la rivalidad en Sevilla con el asunto del balompié es tan fuerte.

De todos modos, ya estoy deseando volver…

Bodega Blanco Cerrillo Triana
C/ Torrijos 1A
41010 Sevilla
Blanco Cerrillo Triana en Facebook
Ubicación del establecimiento en Google Maps