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Malos días para el «nuevo flamenco», malas noticias desde Málaga. Tras conseguir la Ensaladera en la Copa Davis y habiendo ganado el mundial de fútbol-sala, el sur de España vuelve a quedarse huérfano de arte.

José Ortega Heredia, en el ámbito artístico y flamenco conocido como «Manzanita», ha muerto en su casa de Alhaurín del la Torre. A sus 48 años, el sobrino de Manolo Caracol estaba un poco olvidado, aunque intentaron resucitarle en los últimos tiempos con el disco Gitano Cubano. Otra página que se pasa en la historia de la música, donde nadie dio su lugar a este «primer cantautor flamenco», quizás porque su imagen, o su manera de entender la fama desde el retiro, no casaban con el estereotipo añorado por las discográficas.

Sólo por su contribución a la cultura en España, haciendo conocer y apreciar a mucha gente el ROMANCE SONÁMBULO de Lorca, debería tener una categoría que le negaron, por ejemplo, en favor de Camarón. Puede que la voz de Manzanita no fuera un prodigio, o que su guitarra no llorara las mejores notas de flamenco, pero su sentir bohemio siempre calaba «jondo» en el corazón de quien le escucha.

Como suele ser habitual, ahora todo el mundo recordará a Manzanita como un genio, al que nunca apoyaron y quizá alguien organice un tributo a su memoria para lavar conciencias. Desde aquí, sólo nos queda honrar la memoria de un corpulento gitano al que apodaron Manzanita porque se ponía ‘colorao’ por nada.

Verde que te queremos, Manzanita…