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Y es que para entender tus raíces hay que volver al campo y allí, al norte, encontramos la Zamba. Alguna vez hemos hablado de ella, en concreto de la famosísima «Alfonsina y el mar». Pero hay infinidad de ellas y, como era de esperar, al ser folclore puro tiene su danza de cortejo por parejas.

Según los expertos, es un género compartido también en forma mestiza entre Argentina, Bolivia y Perú, que consta de dos partes y que tiene un ritmo peculiar. Lo defino como peculiar porque hay quien dice que es un 6/8, otros dicen que es un 3/4 en ritmo base y un 6/8 en melodía y otros dicen que tan sólo es 3/4.

En el baile, este ritmo irregular tiene algunos rasgos centrales, como es el uso del pañuelo, que se agita para establecer una comunicación cercana de intenciones de cortejo y aceptación del mismo, en el que predomina el movimiento sobre la cabeza de la mujer por parte del hombre, haciendo circunferencias.

La danza tiene dos conceptos básicos en sus movimientos, basados en la vuelta y la media vuelta, que tienen un reparto establecido entre las dos partes de la propia composición. En esto hay semejanzas por ejemplo, con bailes como las sevillanas o la muñeira. Es decir, más y más mestizaje.

En su interpretación  la guitarra, el bombo y el violín suelen ser imprescindibles, si bien recordamos grandes temas interpretados también con piano.  Mercedes Sosa describe en la canción «Al Jardín de la República» (original de Virgilio Carmona) el alma musical y la fisonomía del baile de la Zamba, que bailan los campesinos sobre todo en carnaval.

Además, la Zamba se presentó en proyecto de Ley para ser considerada Danza Nacional Argentina en 2007, aunque por el momento no se conoce que haya prosperado esa iniciativa.

La Zamba posiblemente escribe con belleza el cortejo entre campesinas y arrieros de mediados del siglo XIX, una realidad sonora que no debéis perderos.

Nota: El vídeo es de Nancy Ábalos y la Zamba se titula «Agitando Pañuelos»