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belen subacuatico juan benitez padre

Mi padre se ha desmarcado este año con un nuevo portalito de belén… subacuático. Se ha comprado un acuario de los grandes de verdad, lo ha llenado de piedras, figuras, luces, peces… de todo. Y es que a veces el estar jubilado tempranamente da para mucho.

Lo que está claro es que el espíritu navideño se palpa y por enésima vez, no me ha tocado nada de nada en la Lotería de Navidad. Este juego de azar vendido como social y entrañable ha vuelto a dejarme con las manos vacías como diría Miguel Bosé e incluso con algún agujero y eso que soy antijuegos de esta clase.  

Desde luego, para el sorteo de El Niño no me coge nadie, ya que de mi entorno nadie coloca papeletas para esa «nueva ilusión». Ahora que sólo tengo papel sin valor es curioso e injusto que los décimos valgan tanto antes del sorteo y tan poco después me toca reciclar… qué dura y desagradable es la vida, con el mal tiempo que hace tener que ir al contenedor azul.

En fin, todo sea por conservar a esa persona que un día creí que sería.