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Definitivamente, hoy no es un buen día.

He vuelto a sentir esas ganas
que tú bien conoces y a nadie cuentas.

Otra vez me asaltan cual duda,
pero no titubean y me dicen que no.

Mas sí, menos preocupaciones
por lo que puede ser importante,

necesario o relevante en este momento

para ti o para mí.

Otra frase sin contestar
y silencio blanco en la celulosa digital.

De nuevo abrir la ventana, ver ese rostro

y llorar por la belleza callada.

Hoy, que no parece ser un buen día,
debo seguir pensando en las hadas,
pero da la impresión de que ahora

una de ellas dejó de creer en estas manos.