¿Quién siembra lo que la simiente siempre guarda en silencio? Aturdido alrededor de mil frases y estereotipos, intento a cada surco entregar la cantidad justa de semilla, para que todo florezca por igual… pero es imposible.
Sembrador de vientos, como el pintor de soledades, más solo que nunca pasa los días, mientras que a kilómetros de distancia, comienzan a florecer suaves brisas de días venideros para equilibrar la ecuación de caos que circunda y circuncida la realidad más evidente.
Hay cosas innegociables que defender, esas pequeñas y menudas cosas que antes se confundían con las publicidades de coches y vacaciones, y que ahora toman nuevos sentidos, para mis desgastados órganos sensoriales.
Ahora que ya no veo más que por los ojos de la realidad, más efimero encuentro el tiempo que tarda en pasar el minuto de oro de nuestras vidas… Nunca volverá a ser igual.