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Hoy, como tantas mañanas, al llegar a trabajar he podido comprobar como alguien protestaba en la Plaza Nueva. Los bomberos se quejaban por no poder vestirse. Sí, porque necesitan uniformes nuevos que, según parece, el Ayuntamiento no les compra.

Las protestas se recrudecen, y los apagafuegos han decidido mostrar su trasero a los viandantes, no sé si para escandalizar o para provocar. Lo cierto es que en los últimos días he escuchado a algunas féminas decir: «vamos al Ayuntamiento a verle el culo a los bomberos».

Al menos, estos caballeros harán un servicio social alegrando la mañana a las damas desocupadas que pasean por la urbe, pero lo cierto es que la imagen de Sevilla, como suele ser habitual, queda por los suelos.

Desconozco si estas protestas provocan servicios mínimos o dejación en la prestación de los mismos. Prefiero vivir en mi ignorancia, aunque sería muy triste que ardiera mi casa y no hubiera personal disponible para apagarla. O que no tuvieran la dotación material adecuada.

En fin, como se suele decir… «para cuerpo, el de bomberos».