
(Reinaldo Arenas)
Concebir, engendrar, parir, amamantar y volver a procrear para perpetuar tu vida a través de vástagos. Así, y con más saña vivía la araña, desde su sedoso templo de cristal a contraluz. Miles y miles de octópodos caminando sobre ella, asustando a su progenitora con el recuerdo de hormigas.
Ojos de octógono para observar a su deseado y nutritivo insecto, del que envidia el vuelo, desde la indolente aerostación que le acerca al viento, desde la rama a la hoja, su pequeño país irreal.
Allí, con su rostro femenino vigila el caminar del sol en el horizonte, aguarda su oportunidad de brillar en la noche y teje sueños donde sus retoños no le pisan, donde su imagen no inquieta, donde su confección se cotiza.
Y durante la oscuridad, Celestino intenta que vea la realidad, pero no lo consigo. Todo sigue siendo blanco y negro, en dos dimensiones, y en este soporte irreal. Pero no desistiré en encontrarla, la araña, las rosas, el fuego? Sentir.
mmmmm arañas, el bixo q menos m gusta, esas patas, esos ojos uish.
Esa comparación de la añara y la mujer m gusta pero no m gustaria pareserme a una ya q es un bixo q m da un poco de asco, yo los bixos esos detras de un cristal de 5 dedos de anxo
jeje ya sabes la proxima ves q escibas algo m avisas, por cierto, la foto de la araña es tela de curiosa
muxos besitos