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La Noche de Halloween es ya una celebración de ámbito cuasi universal, y glosar sobre la misma, está más que de sobra por que es bien conocida en todos los confines del mundo. Pero, pese a estar influidos en muchas facetas de la vida por la cultura anglosajona, a algunos les toca ir contracorriente por sus compromisos sentimentales y aprovechan esta noche diferente para celebrar su particular «Don Juan Tenorio» por las calles del sevillano barrio de Santa Cruz.

Por ello, no os voy a hablar de calabazas vaciadas con velas en su interior, ni de trucos o tratos, ni de niños de colegio disfrazados o fiestas de discotecas que quieren tener una noche ‘glam’ a coste cero. No, os voy a contar una tradición sevillana, mucho más entrañable, lúdica y cultural: La Noche del Tenorio.

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Así, la madrugada del 31 de octubre al 1 de noviembre, la capital hispalense vive la noche de su gran leyenda, que pone en “escena” de forma muy particular, desde hace décadas, la Tuna de Filosofía y Letras de Sevilla. Esta estudiantina va recreando pasajes de la obra de Zorrilla por diferentes localizaciones del conocido barrio de Santa Cruz, donde infinidad de plazas y calles se prestan como decorado de lujo. Una de las paradas más conocidas es La Hostería del Laurel, donde dicen que el escritor se alojó y se imbuyó de inspiración para escribir su obra universal.

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Tras diferentes recitados, acompañados de canciones, por la Plaza de Santa Cruz, Hostería del Laurel o la Plaza de Santa Marta, la noche culmina en la Plaza de Refinadores, situada entre los Reales Alcázares y los Jardines de Murillo, donde la estudiantina invoca al espíritu de Don Juan, y viste su estatua con beca y capa, comprometiéndose a conservar la tradición de esencia sevillana durante otro año más.

Es una cita diferente, menos masiva pero muy interesante, que algunos sevillanos y turistas despistados aprovechan para disfrutar de otro modo, con buenos vinos y tapas, una noche realmente diferente y mágica donde se convierten en actores de reparto y figurantes de la obra de Zorrilla.

Y todo ello sin disfrazarse 😉

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