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Por esconderme en la luz perdí el color de tus ojos, esos que tanto soñe en mis días más oscuros.

Intento atisbar la sonrisa en tus pómulos, pero como el llanto, también ha rodado por tus mejillas para abrazarse a tu cuello.

La noche no llega y necesito tu calor para sobrevivir.

La tarde se acerca lenta, con el ritmo de un adagio donde mi corazón es grave concertino de cuerda.

Solo de soledad, solo de ausencia, solo de ansiedad, solo de culpa, solo de tristeza, solo sin ti.