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¿Qué sucede cuando algunos grandes se desmarcan de la tecnología que parecía impulsora definitiva de las redes inalámbricas? Por el momento, bastante silencio y supongo que algo de reservas, por no decir miedo en el sector.

Ese es el caso de Cisco, que ha anunciado que deja de fabricar las estaciones WiMax, aunque si mantenderá el servicio de mantenimiento. Como siempre eso se traduce en abandono a sus suerte de esta corriente, porque en el futuro a corto, medio y largo plazo de la compañía estadounidense, WiMax ya no existe’

Esta corriente de escisión y aparcamiento del estándar inalámbrico ya la había comenzado la finlandesa Nokia, que fue la primera en desmarcarse de este desarrollo en favor del LTE (Long Term Evolution) para servicios de cuarta generación (4G).

Es decir, Cisco ya no cree en redes inalámbricas intermedias para enlazar de red troncal y dar servicios de última milla a empresas o particulares, si no que está claramente convencida de que los servicios móviles se harán con los equipos comunes de telefonía y no con redes exclusivas de conexión.

Si los intereses económicos no lo dinamitan, el panorama futuro se puede adivinar sin necesidad de amplios conocimientos. LTE, es decir red móvil para dar servicios como VoIP, sobre una banda ancha real, que no será suministrada pensando en telefonía fija ni en redes de cable en ninguno de sus tramos.

Para ello Cisco ya tiene previstas soluciones pensadas para las operadoras, como Cisco CRS-3 Carrier Routing System, que ha lanzado este mismo mes, como evolución hacia los servicios de Internet, como el cloud computing, pero mirando de forma clara al servicio móvil.

Leyendo esto sólo cabe pensar en la muerte de WiMax -estándar sobre el que también se podría desarrollar la 4G- y en la poca vida que podría quedarle al Wi-Fi, si todo se puede hacer a través de redes de la red de telefonía movil de 4G.

En España todavía no se están comercializando servicios 4G, si bien Telefónica ha realizado pruebas, de VoIP, videollamadas y descarga de datos, y se han logrado velocidades de 140 Mbps. Teniendo estas cifras es lógico que se apueste por la cuarta generación 100% móvil para teléfonos móviles y ordenadores (con tecnología totalmente común), y no pensar en seguir haciendo móviles con Wi-Fi que se conecten a WiMax para ofrecer servicios de banda ancha.

La cruz puede ser la exclusión, ya que con WiMax se puede llevar conexión a muchos sitios, para redes importantes de ordenadores, por ejemplo en zonas rurales. Las operadoras e impulsoras del 4G LTE pensado en móvil, no tendrán interés en dar cobertura a estas zonas, donde hay menos densidad de población y clientes de los que, posiblemente, un importante porcentaje, no demande servicios de banda ancha avanzados.

La lectura que podemos hacer, al menos desde la parte social de la tecnología es sencilla:

«La eterna brecha digital que muchos intentan suturar, en cada ‘cambio de G’, se vuelve a descoser».