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Lo publicaban la semana pasada en marketing directo, pero tengo mis dudas. Parece que todo el mundo se otorga el derecho de escribir un apocalipsis, que pocas veces coincide con la realidad… Yo me mantengo en un equilibrio inestable al respecto.  

¿Por qué van a desaparecer los periódicos impresos en esa fecha o en otra cualquiera, si el papel sigue gustando? Por otra parte, tal y como van las cosas ¿Quien pagará dentro de doce años por un periódico impreso, si contrata una tarifa de internet para su smartphone, donde puede leer los diarios,  además de poder realizar más tareas?

Es difícil dilucidar si el fetichismo del papel, el tacto del suceso escrito en tinta negra, o simplemente aparentar que se lee,   perdurará en el papel clorado más allá de 2024, pero me da la sensación de que a todas luces, es irrelevante.  Está claro que las noticias continúan siendo interesantes, igual que acercarse a lo desconocido o ‘reaprender’ gracias a periodismo divulgativo.

Como siempre nos ponen de rezagados, puesto que en otros países europeos, desaparecerá antes según barrunta el experto Ross Dawson, que sí nos deja el dudoso honor de ser el primer país hispanohablante en abandonar la prensa impresa. Ver para creer.

Más relevante encuentro el problema de las hornadas de periodistas que egresan de las instituciones académicas para, en la mayoría de los casos, acabar dedicándose a cualquier otra cosa, cuando se supone que son el perfil especialista en contar historias veraces que nos hagan más libres.

Podéis juzgar por vosotros mismos, yo por el momento sigo creyendo en la comunicación  y en los periodistas que día a día buscan fórmulas para sobrevivir con la idea de hacer «empresa». Si es en papel, en internet, con dispositivos móviles, en la radio convencional, en la televisión o en cualquier novedoso soporte, estoy convencido de los periódicos no morirán.